Bailando solo entre poesías y fotografías

El caos, la serenidad, la creatividad,  sentimientos a flor de piel.  Héroes, mitos que van cayendo, pero el fanatismo se resiste a verlos desaparecer. New York, encrucijada de caminos,  en continua búsqueda de su identidad,  absorbiendo las raíces de otras culturas, atrayendo todos los grandes talentos del resto del mundo hasta haciéndolos suyos. Nueva York,  La paranoia, la esquizofrenia  constante de una ciudad que nunca dejaras de amar,  que nunca te dejara de sorprender. Los atardeceres,  las luces rasantes,  el sosiego, los idilios,  la fantasía,  los sueños,  la imaginación. New York o una reposada conversación en cualquier café de Brooklyn,  una animada cena en Greenwich village. Cócteles frente al río Hudson,  asistir a un concierto en el mítico Madison Square Garden,  o pasar la noche disfrutando de la música,  en legendarios club de jazz. Nueva York,  o la rebeldía de John Lennon Nueva York,  o la poesía mas descarnada de Lou Reed, Tom Waits. Nueva York,  o la

Poesías entre la experiencia y la fantasía, entre el amor y el odio. Letras desde las contradicciones Entre las tormentas y el sosiego. Poemas que caminan por el borde  del acantilado,  decidiendo si saltar al vacío o seguir en el filo. Poesías desde el ocaso, con la intención  de buscar la luz. Poemas que desean  mantenerte despierto en las noches turbulentas, que anhelan besarte  al amanecer y traerte un café  recién hecho  en las mañanas  resacosas. En definitiva poesías como  morfina o anfetamina. Tu decides  con cuál  te quedas.   

¿Dónde me llevará la mañana? ¿Qué sorpresas me deparará la tarde? Entre cafés, noticias, corrupciones. ¿La noche será oscura o llena de luz? Y pasaré el día entre el rock y el jazz. Entre el cinismo de los políticos, y la manipulación de los ciudadanos. Y me refugio en los cabarés, en las salas de cines, en los bares de extrarradio. Necesito escuchar,  como un alcohólico su sorbo, un primer riff de Keith Richard's o Jimmy Page, el lamento del blues,  o apuñalarme con el grito desesperado del flamenco. Otro café, por favor.

Se perdió buscando el mar. Se perdió  buscando islas perdidas. Dió vueltas en la arena, pero tu ya estabas en alta mar. Inició, entonces, la vuelta a casa sin saber  que camino coger. Y tú sonreías  desde el horizonte. De regreso se paraba en cada tasca, contando historias  a quien quisiera pagarle, rememorando sus amores  y desamores por unos vasos de vino. Y cuando estaba ya bien borracho, explicaba que vio una sirena en alta mar, entonces, todos rieron mientras le lanzaban  trozos  de comida, que se  disputaba con los perros  callejeros. En este mundo no hay  cabida para los soñadores.

  Y de lo que vi, canté,  y de lo que experimenté,escribí. Y la vida me lo dio y quitó todo, y a los amigos los perdoné porque me lo dieron todo. De la multitud huí de la soledad aprendí todo lo que tenía saber sobre mi.  Las drogas me enseñaron otros falsos atajos. Y sigo caminando entre el borde del acantilado, y el asfalto  ardiente de las carreteras. Y sigo andando entre el silencio de los campos, y la vorágine  de las ciudades. Solo yo con mis contradicciones. Solo yo con mis  inseguridades. Solo yo  conmigo.

     El olor del campo recién mojado, la lluvia tras las ventanas. El reloj parado.                                                 

  Amor, ya nos hemos destrozado, ahora la calma junto al mar. Amor, ya nos hemos humillado, ahora marchémonos a cenar. Tu y yo navegando a la deriva  y a la vez disfrutando,  viviendo sin límites. Así está mejor, sabemos que no nos sentaría bien  dejar las cosas a medias, no nos gustan los matices. Dejemos ya de contemplar el mar y vayamos al bar, a ver qué nos deparará la noche. Mañana dormiremos sin pensar en el pasado, sin analizar nuestros sentimientos del día anterior. Mañana dormiremos. Y, luego,  nos lanzaremos de nuevo al vacío si red.