Destinos entrecruzados, estrellas equivocadas

Me dijiste " te quiero" desde lo alto de la colina,
Me dijiste " te olvidaré" en cuanto bajemos a la ciudad.
Puedes perderte por los bares, o llorar en la oscuridad de los cines.
Pero te dejaré, no es mi intención hacerme más daño, no quiero aburrirte con mis palabras huecas.
Venimos de mundos distintos,
Recorrimos diferentes caminos antes de conocernos.
Ni tu serás nunca como yo
Ni yo te llegaré a entender nunca.
Al principio nos llamó la curiosidad sobre la vida del otro.
Al principio, nos asombramos como niños de nuestras experiencias pasadas.
Si, nuestros ojos no metían, es cierto.
Pero el mundo nos puso a cada cual en su sitio.
Quisimos burlar al destino pero
ni tu ni yo cambiaremos nunca.

Una copa de vino

Es una copa de vino
Es un plato espaguetis
Es el olor del café recién hecho
Es sentir en tu cuerpo el golpe de agua de la ducha.
Es caminar mientras a tu lado escuchas el rumor de las olas del mar
Es olvidarte del tiempo mientras lees un libro.
Es emocionarte por una buena historia en la oscuridad de una sala de cine.
Es conducir por carreteras secundarias mientras escuchas viejos e inmortales blues.
Es coger un avión y llegar a tu destino en las melancólicas horas del atardecer
Es dejarte llevar por el bullicio de las ciudades
Es entrar en un restaurante
Es organizar un viaje a diez mil kilómetros de casa.
Es admirarte ante obras arquitectónicas de siglos pasados.
Es disfrutar en soledad de la contemplación de los cuadros realizados por los grandes genios.
Es sentir el calor de tu casa.
Es escuchar el viento.
Es tomar droga sólo cuando te apetece.
Es un baile después de la tormenta.
Es una mujer desnuda.
Es la vida

Una mujer desnuda y la lluvia

Una mujer desnuda, y la lluvia.
Allá a lo lejos un árbol,
en una rama una soga,
alguien se acerca al árbol.
La mujer no quiere resguardarse,
camina también hacia el árbol.
Todavía no se han encontrado.
La lluvia sigue golpeando con fuerza,
ahogando lo demás sonidos de la naturaleza.
Alguien ya está observando la soga.
La mujer se acerca sin prisas.
Alguien no se da cuenta de que una serpiente de grandes dimensiones se le acerca por detrás.
La mujer sigue acercándose al árbol.
La serpiente empieza a engullir a alguien.
Al cabo de un rato, la mujer llega al árbol,
hace un montículo, justo debajo de la soga, con piedras que ha ido recogiendo, hasta alcanzar su cabeza a la horca.
La lluvia seguía cayendo con fuerza